El recuerdo mas viejo que tengo es del día que nació mi hermanita, yo tenía 3 años y aún puedo revivirlo detalladamente; la vi a varios metros de distancia en brazos de mi mamá, me sentí tan feliz que lloré de emoción… con el paso de los años seguí llorando… alguna vez porque me aventó una pluma y se me clavó en el brazo, otra porque me acusó por sacar 5 en un examen y la más grave porque ahuyentó a mi primer novio. Ya en la adolescencia se volvió mi cómplice, mi compañera, mi amiga y mi enemiga cuando usaba mi ropa.
Ser el hermano mayor implica respeto y autoridad si tus papás te dan esa responsabilidad , en mi caso, mi única responsabilidad era amarla y cuidarla.
Los hermanos menores no llegan a reemplazarnos, llegan a enseñarnos a compartir, a pelear, a ser cómplices y a que cada uno tendrá siempre su lugar.
Autor: Paola L. (hermana mayor y superhéroe de corazón)
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